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La hormona de los besos: la kisspeptina

¿Alguna vez te habías puesto a pensar que hay proteínas en el cerebro que sólo están ahí para controlar si te atrae o no Diego Luna o Karla Souza? O bueno ya de perdis tu pareja actual. Pues sí, las hay, y una muy importante es la kisspeptina, que además tiene un nombre muy mono, ¿no?

Una proteína es un conjunto de amino ácidos, imagínate que los amino ácidos son LEGOs y la proteína es la torre que construyes con los LEGOs. En general las proteínas son muy versátiles y pueden ejercer todo tipo de funciones. En el cerebro, muchas proteínas se comportan como mensajeros químicos y les decimos neurotransmisores.

Eso precisamente hace la kisspeptina. Se llama así porque se descubrió en Hershey Pensilvania, la misma ciudad de los Kisses de Hershey’s. Ya sabíamos por otros estudios que la kisspeptina está en las partes del cerebro donde procesamos las emociones, el afecto y la sexualidad. Pero hasta ahora no sabíamos bien, bien qué hacía o para qué servía.

Para averiguar, un grupo de científicxs le dieron a 29 hombres jóvenes, sanos y heterosexuales o kisspeptina o una mezcla de agua, gelatina y sal (como placebo). Placebo significa sustancia sin ingrediente activo, y se usan para tomar en cuenta el efecto placebo en los resultados de un estudio. El efecto placebo es el efecto positivo que es producido por el cuerpo aún sin recibir una sustancia activa. En este caso lo usaron para asegurarse de que, cualquier efecto que pudieran medir fuera por la kisspeptina y no sólo por el hecho de participar en el estudio.

Después de darles o el placebo o la kisspeptina, lxs científicxs observaron qué efectos y en qué partes del cerebro tenía ver cuatro tipos de imágenes diferentes: 1.- imágenes sexuales, 2.- de parejas, pero en situaciones no sexuales, 3.- imágenes negativas y 4.-imágenes neutras. Además, le hicieron tests psicológicos a todos para ver si la kisspeptina también cambia el estado de ánimo.

Al ver imágenes sexuales, la kisspeptina produjo más actividad en las áreas del cerebro donde se procesa la sexualidad y la recompensa (las partes del cerebro que dicen ¡ay, pero qué rico!). Además, esas partes del cerebro se activaron más en gente con drive (empuje interno) bajo, o sea en los desganados. 

Al ver imágenes de parejas en situaciones amorosas, pero no sexuales las mismas estructuras del cerebro se activaron, además de estructuras que se asocian con el amor romántico y la formación de lazos emocionales con otras personas. La kisspeptina además produjo un mejoramiento del estado de ánimo, o sea que provocó un empujón en la felicidad.

Al ver imágenes negativas, la kisspeptina previno un estado de ánimo negativo porque activó la región del cerebro (el prefrontal) que sabemos que ayuda al cerebro a visualizar seguridad y disminuir las sensaciones de ansiedad o miedo.

Lo interesante es que la kisspeptina no tiene ningún efecto sobre otras actividades del cerebro, como por ejemplo ver, oír, calcular, hablar o moverse. O sea que la kisspeptina logra desde un nivel molecular en el cerebro, controlar y regular nuestro comportamiento sexual, nuestra atracción, estado de ánimo, y la recompensa que sentimos de ser parte de una pareja.

Lo malo del estudio es que tiene un tamaño más o menos chico y que no tomó en cuenta a mujeres, personas de otros géneros, ni de otras preferencias sexuales. Aún así es una pista que dice que hay una hormona que regula la atracción en nuestro cerebro y es probable que esto pase también en otro tipo de personas.

Está padre, ¿no? ¡Si aprendiste algo comparte esta entrada! ¿Sabías que una hormona puede controlar tus sentimientos así? ¡Cuéntamelo todo!

Fuente: Comninos A et al, JCI, 2017